Aprendiendo a leer los Numeros.
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Hay momentos de la vida, periodos o etapas, donde estamos tan en sintonía con las realidades más altas de nuestra línea temporal, y en estado prácticamente continuo de pronoia, que todo parece hablarnos, que las “señales” y “avisos” de las que hablábamos en el artículo anterior,
generadas en muchos casos por niveles de nosotros mismos por debajo de
la mente consciente, parecen estar funcionando a toda potencia, no
porque estén siendo generadas con más intensidad de lo normal, sino
porque estamos en estados tan receptivos y alineados con frecuencias que
nos permiten sentir que todo “nos habla” y que todo “nos guía”, algo
que, por otro lado, tendría que ser el estado normal de todos nosotros,
pero, y eso ya es otra historia, el que no lo sea no es lo importante
del tema ahora.
En este tipo de señales y avisos,
los números tienen mucha importancia, ya que están en todas partes, y
manifiestan vibraciones y conceptos que, una vez aprendidos a
decodificar, pueden actuar como carteles de información constante (sin
que uno se vuelva paranoico, simplemente cuando todo va fluyendo y vas
“leyendo” de forma natural esos avisos y mensajes que van apareciendo).
Esta facilidad para ir leyendo “la vida” es un resultado y producto significante de la adquisición paulatina (y según el ritmo que a cada uno le marque su camino)
de conocimiento esotérico, metafísico, en el que uno progresivamente se
va dando cuenta del aspecto unitario de ese conocimiento, de la
relación entre todo, y, en consecuencia, de la unidad de las cosas. El
reflejo de esta unidad y relación de todo con todo es lo que nos hace
darnos cuenta del porqué tanto los símbolos, como los números, como los
ciclos de la naturaleza y el cosmos, y el resto de dinámicas de nuestra
realidad están todos entrelazados unos con otros.
Los mensajes de los números
Si
queremos, por ejemplo, comprender los mensajes de los números que se
muestran recurrentemente a nuestro alrededor, la primera cosa a
considerar en numerología es la diferencia entre la figura que
representa el número y la energía o vibración que imbuye ese mismo
número. Es algo así como que la figura representa el cuerpo o vehículo a
través del cual unas ciertas características y propiedades son imbuidas
en el mismo. Todos sabemos que hay 10 números primarios, del 1 al 10, y
cada número representa el vehículo a través del cual se expresan y
manifiestan todas las reglas, vibraciones y características de los
planos y arquetipos a los que el número en si está conectado y
representa en nuestro plano material. Por medio de la reducción, toda
cifra puede ser reducida a uno de los 10 números primarios. (211 –>
2+1+1=4).
Así, la primera cosa que uno tiene que
aprender en numerología es comprender el valor simbólico de los números
del 1 al 9, pues el 10, que tiene un arquetipo propio en el plano físico
y en la realidad del hombre, es también reducido al valor de 1, aunque
tenga su estudio particular aparte como número compuesto.
Los
números tienen un peso muy grande en este aspecto de comprensión de la
realidad, y ya hemos dedicado algunos artículos a ellos tocando aquí y
allá el simbolismo que poseen o algunas de las asociaciones que
representan. Cada número tiene su propio significado a diferentes
niveles y es usado para transmitir ciertos conceptos que es necesario
saber decodificar para integrarlos correctamente. Como hay miles de
tratados y publicaciones sobre numerología, no me voy a centrar en ello,
sino en explicar como se hace el análisis de algunos números para luego
entender como decodificarlos.
Las raíces simbólicas y en el inconsciente colectivo de los números
Por
ejemplo ¿cuál es el significado místico del número 40 si lo viéramos
repetidamente en nuestra vida una y otra vez?. Este número 40 es
principalmente conocido porque se emplea frecuentemente en relación con
el número de días en los que estuvo lloviendo durante el diluvio, o el
tiempo que el Moisés bíblico estuvo caminando por el desierto, pero, por
otro lado, no es un número que tampoco tenga un simbolismo demasiado
difundido ni aparezca en la mayoría de libros como una cifra importante.
En
el caso del número 40 se ha de empezar por el análisis del número 4, un
número antiguo y simbólico que representa el cuadrado, y también el
cubo, que es lo que uno aprende si rebusca en tradiciones y enseñanzas
esotéricas. Ha sido siempre empleado para significar algo que estaba
completo, lleno, sólido, firme, fijo, permanente y duradero. La escuadra
empleada por los carpinteros y las escuadras usadas por los arquitectos
y artistas de todos los tiempos están basadas en un antiguo utensilio
que se consideraba como el más importante de los instrumentos
geométricos y matemáticos empleados por los antiguos constructores y
trabajadores científicos, y estaba bien establecido que cualquier cosa
que fuera cuadrada (o a escuadra) podía fijarse firmemente y hacerse
durable, y representaba la fuerza. El número 4, así, por el número de
lados de la escuadra o el cuadrado, tenía el mismo significado y estaba
asociado con la misma idea, fijada en nuestro inconsciente colectivo, y
el múltiplo de 10 significaba un aumento de la fuerza del 4 hasta su
grado máximo. Por lo tanto 40 era la multiplicidad máxima de la fuerza
del 4 o de la plenitud del 4, y todo lo que fuera 40 era el grado máximo
de la idea de 4. Por lo tanto, el diluvio duró 40 días porque no podía
sobrepasarse o aumentarse, pues era completo en grado sumo, no porque
tuviera esa duración temporal. Bajo este análisis, la repetición del 40
en algún momento determinado nos tiene que hacer ver que algo está a su
máximo apogeo, en su máxima plenitud.
El tres, el 33
Con
respecto al número 3, sabemos que este número era considerado como
símbolo de la creación perfecta y de la unidad Divina, durante tanto
tiempo y tan remoto en la antigüedad, que el origen de esta idea se ha
perdido. Ya hemos hablado en otros artículos que representa la trinidad
de todas las cosas, pues todas las energías y dinámicas de la Creación
funcionan por triadas, algo que las religiones han dado forma con
representaciones tipo Padre-Hijo-Espíritu Santo, Brahma- Visnú-Shiva,
Positivo-Negativo-Neutro, etc. Curiosamente existe en la mente del ser
humano la tendencia a querer repetir una experiencia o repetir un
esfuerzo durante tres veces, antes de desistir, y de ahí los dichos
populares tales que “a la tercera va la vencida”, “no hay dos sin tres”, “repite este mantra 3 veces para que tenga efecto”, “hay que dar las gracias tres veces”,
etc. Esta tendencia se revela en los escritos más antiguos de la
experiencia humana donde aparecen referencias a que a alguien lo
llamarán tres veces, le darán tres oportunidades, escuchará una voz por
tres veces, o tratará de hacer algo por tres veces. Muchas ocasiones nos
vemos frente a la idea de que el número 3 era considerado como una
unidad, un todo, y por eso se emplea hoy para representar la creación
perfecta.
Por otro lado, si lo que uno percibe es
el número 33 constantemente, en estos momentos del cambio evolutivo en
el que estamos, esta cifra ha tomado un significado ligeramente distinto
a lo que hubiera tenido hasta ahora, pues la línea temporal 33 es la
línea temporal “negativa”, la de la “vieja Tierra”, mientras que la
línea temporal 42 es la línea temporal del salto evolutivo, del cambio
de consciencia. Es complicado explicar como se numeran estas líneas
temporales y no tiene mayor importancia, pero así como el 911 tomó un
significado de “peligro” o “aviso” tras el 11-S por el impacto que tuvo
en el inconsciente colectivo, y muchas personas empezaron a ver 911’s
cada vez que se iban a encontrar en una situación complicada, la
repetición del “33” ahora por ese mismo motivo puede representar algo
que no está alineado con el cambio evolutivo que estamos viviendo. Por
otro lado, soy consciente que el número 33 se considera un número
maestro por varias razones, es todo cuestión de los varios arquetipos al
que ese número se asocia según las energías del inconsciente colectivo,
de ahí que según el momento en el que nos encontremos puede tener un
significado para nosotros u otro.
El siete
Otro
numero muy conocido por su influencia esotérica es el número 7, un
símbolo místico basado en la idea del triángulo agregado al cuadrado, o
sea la fortaleza y robustez del 4, sosteniendo la elegancia y la
perfección del 3. Por varias razones, en la psique de los nuestros
antepasados se concibió la idea de que el 7 completaba un ciclo o
formaba un número que representaba un estado primario y uno secundario
que estaban unidos de algún modo; por esto los días de la semana son
siete, y los ciclos de la vida del hombre están divididos en periodos de
7 años cada uno, y centenares de otros fenómenos naturales fueron
contados por el elemento del 7. Es un número cósmico, en cierto sentido
porque nace de la Ley de las Octavas, que dicta que todo lo que existe
para poder manifestarse y transformarse pasa por 7 etapas o pasos, y por
ende, la simbología del 7 está íntimamente ligada a la creación y todos
los aspectos de los ciclos de la vida.
Comprendiendo el arquetipo para descifrar el mensaje
Someramente,
y para no alargarnos, comprender la raíz arquetípica de cada número nos
ayuda a dilucidar los mensajes y avisos que generamos, y que se
proyectan sobre nuestra realidad particular, siempre teniendo en cuenta
que todo es relativo a uno mismo, ya que no hay dos mensajes ni
realidades iguales para dos personas en este planeta. También, por eso,
de alguna forma, todo tiene múltiples lecturas ya que la realidad
consensuada en la que vivimos proyecta, superpuesta a la nuestra, otros
tipos de señales y avisos que pueden darnos varios arquetipos para un
mismo número.
En todo caso, siempre hemos de saber
que nuestra decodificación está limitada y acotada a nuestra
experiencia particular, y, por lo tanto, parcialmente válida en cada
momento de nuestro camino evolutivo, así que no está de más recordarnos a
nosotros mismos, tal y como escribía J.J Benítez en uno de los libros
de su saga “Caballo de Troya” que:
Nada quedará oculto. No olvidéis que vuestros conocimientos son finitos y que toda comprensión, por parte de las criaturas mortales, es relativa. Cualquier información, incluso la que procede de fuentes elevadas, sólo es relativamente completa, localmente exacta y personalmente verdadera. Sólo eso. Los hechos físicos pueden ser uniformes, pero la verdad es una realidad viva y flexible en la filosofía del universo. Las personas que evolucionan como vosotros lo estáis haciendo ahora sólo son parcialmente sabias y relativamente verídicas en sus mensajes. Sólo pueden tener certidumbre en los límites de su experiencia personal. Algo que puede parecer cierto en un lugar, puede ser relativamente verdadero en otro segmento de la Creación. La verdad divina, la verdad final, es uniforme y universal. La historia de las criaturas espirituales, tal y como es contada por numerosas individualidades originarias de esferas diversas, puede cambiar a veces en los detalles. Esto obedece a la relatividad en la plenitud de sus conocimientos y de su experiencia personal, así como a la extensión y amplitud de esa experiencia…
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