Las huellas de los antiguos Gnósticos

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iniciacionLas huellas de los antiguos Gnósticos se remontan a los primeros siglos de nuestra era. Lamentablemente muchos de ellos fueron tildados de herejes y otros asesinados.
Siempre han existido personas que se preguntaron sobre el sentido de la vida…, los misterios de la creación…, ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? etc.
Pero el Gnosticismo ha sobrevivido hasta nuestros días, gracias al trabajo del V.M. Samael Aun Weor, y lejos de ser una corriente espiritual, fruto de una época, es una filosofía perenne y universal.
Los gnósticos siempre buscaron un conocimiento superior…, una sabiduría interior. Este conocimiento interior ha acompañado, a la humanidad consciente…, de él emanaron todas las antiguas mitologías…, todas las religiones… y el cristianismo de los primeros siglos, ya que todas ellas tienen su origen en la Gnosis.
Hace más de dos mil años, Jesús de Nazaret entrego sus enseñanzas…, diciendo “mi Reino no es de este mundo” Juan 18:36-37 (La Biblia Reina Valera). La Gnosis o mejor decimos la filosofía gnóstica, siempre choca con las rigurosas tradiciones religiosas de todas las épocas.
Los primeros cristianos eran verdaderos gnósticos que reconocían la voluntad y el plan de Dios directamente en su propio Ser. Por ello, no necesitaban ninguna institución como mediadora. Su fe se basaba en la propia experiencia interior y no en una adaptación de la enseñanza por ocultos intereses.
La experiencia gnóstica es una gracia de la divinidad que habita en el interior de todos los seres, en Espíritu y verdad, siendo Santo en su esencia, y quien lo experimenta puede dar testimonio de ello. Una persona tocada por la Gnosis lleva a cabo su vida con fidelidad…, lealtad y observancia de la fe que en si misma da la propia experiencia, pues la Gnosis es unidad y conduce a la unidad múltiple perfecta, que es El Ser.
En la antigüedad se vivía la Gnosis comunitariamente. En aquellos tiempos, (primeros años de la cristiandad), existían distintos grupos gnósticos. No estando exentos en esta época del siglo XXI, (por ley de Recurrencia) de situaciones similares a las de antaño. En el transcurso de los años y de manera gradual, el impulso de la Luz gnóstica que El Cristo Jesús trajo al mundo se debilitó y aparecieron las divisiones, la desidia, así como la negligencia por cumplir con estos principios atemporales…todo ello producto del ego. Las instituciones comenzaron a regirse, no por la experiencia directa…, sino por normas, leyes y dogmas.
Se creó una jerarquía la cual dividió a las personas en “verdaderos” y “falsos”, siendo ello la causa de dolor y sufrimiento. Sin embargo, a través de los siglos siempre ha habido seres humanos que supieron animar y confortar a todas las almas anhelantes de la verdad…
TertullianEn el siglo primero después de Cristo no había una iglesia oficial, la antigua doctrina judía y la nueva doctrina cristiana eran enseñadas al mismo tiempo. Las enseñanzas cristianas fueron difundidas por los apóstoles…, algunos maestros gnósticos transfirieron su sabiduría a sus seguidores en Asia Menor y el Imperio Romano.
Cuando comenzó la formación de la Iglesia Católica oficial, existían muchas ramas, gnósticas, especialmente en el siglo II. Valentín, uno de los grandes gnósticos más famosos, era oriundo de Alejandría y enseñaba, hacia el año 130, en Asia Menor y más tarde en Roma. Según él, el mundo visible es un mundo caído, no divino. El alma que posee la Gnosis, o conocimiento divino, debe liberarse de este mundo de tinieblas y regresar al mundo de la Luz. Un alma tal, -dice Valentín-, escucha si es llamada, responde a su vocación y se vuelve hacia Aquél que la ha llamado.
Ella experimenta paz al reconocer su vocación, se prepara para su regreso a casa y finalmente se vuelve una con la Luz, el origen de todas las cosas. Valentín era discípulo de Basílides que enseño principalmente en Egipto y también figura entre los Grandes gnósticos.
Basílides al igual que Valentín nos exhorta, a abandonar este mundo de tinieblas y volver a la casa de nuestro Padre espiritual, no siendo este una figura física, sino un Ser inmaterial.
No obstante, el hombre debe primeramente, comprender claramente su propio estado psicológico animal, debe reconocer su falsa personalidad, formada por múltiples deseos egoicos, para eliminarlos con la ayuda de su Madre Divina.
El hombre debe aprender a ser humilde, dice Basílides, pues solo así el alma obtiene el conocimiento divino por visión y revelación interior. Marción es también llamado Gnóstico en los libros de historia eclesiástica, pero esto es difícilmente justificable ya que él intentó comprimir las enseñanzas gnósticas y convertirlas en un sistema vinculante de dogmas, lo cual representa una contradicción de términos: Gnosis y dogma se excluyen mutuamente. Marción, hijo de un obispo de Sinope, ejerció su enseñanza en Roma y en el año 144 d.C. fue excomulgado por “comportamiento inapropiado”.
La Gnosis es una experiencia personal, de la realidad del Espíritu que mora en uno mismo.
En el siglo tercero, surgió en Persia un nuevo y poderoso impulso: el del gnóstico Mani del que sus seguidores recibieron el nombre de “Maniqueos”. Mani, en medida aún mayor que sus predecesores, hacía constantemente distinción entre el mundo terrenal caído y el mundo de la Luz.
En su opinión, la creación, según la conocemos, no fue creada por el Dios de Luz, sino por las fuerzas de la oscuridad. El objeto de su enseñanza era, no obstante, la certeza de que en el interior de aquéllos que viven en la oscuridad se halla escondida una chispa divina que es el nexo y el puente hacia la vida verdadera.
En los siglos posteriores también hubo personas que se unieron formando grupos o asociaciones, para obtener el conocimiento…, En la historia, la Gnosis y los gnósticos están habitualmente asociados con el Cristianismo original. Pero ¿Que es la Gnosis? Un conocimiento que está más allá de las formas de la materia de este mundo físico. La palabra Gnosis procede del griego y significa “luz de conocimiento”. El conocimiento y las creencias que poseen los Gnósticos y el camino espiritual que siguen, están reservados para aquellas almas capaces de cuestionarse, por qué y para qué de la vida…
La Gnosis sólo puede ser experimentada por aquellos que conectan directamente con ella, en su corazón, despertando su conciencia… Esta conexión y este despertar, produce tales cambios que el que la experimenta nunca vuelve a ser el mismo.
Durante siglos, los diversos tratados y escritos gnósticos, fueron únicamente conocidos por referencias obtenidas, de los registros de la Inquisición de la Iglesia Católica. Por lo tanto la doctrina gnóstica se entregaba ya distorsionada y manipulada, según los intereses de las tinieblas.
papiro-del-Mar-MuertoEl interés del público en general se reavivó tras la publicación en 1945 de los textos Gnósticos originales descubiertos en Nag-Hammadi, Egipto. Así como, con la llegada en 1948 de la doctrina gnóstica develada por el iniciado Aun Weor. Desde entonces se han publicado numerosos trabajos sobre Gnosticismo.
Uno de los escritos Gnósticos más famosos es “El Pistis Sophia”. Descubierto en 1773 y escrito entre los siglos I y II. En él se entregan las enseñanzas de Jesús transfigurado, a sus discípulos, incluyendo a su madre María, María Magdalena y Marta.
La Gnosis es una radiación, una luz espiritual. Se halla concentrada en los escritos Gnósticos y está presente en todas las obras del V.M. Samael Aun Weor. Esta doctrina quiere despertar al Hombre.
El núcleo espiritual yace en el corazón del hombre…, La Gnosis es el conocimiento absoluto y no es una religión. La Gnosis es revelada al hombre por un camino interior que no puede ser intelectualmente entendida con el poder del yo.
Por esa razón, la radiación gnóstica puede relacionarse con la Chispa del Espíritu, o como dicen los Rosacruces con la “Rosa del corazón”. Aquel que siente como la Radiación gnóstica toca la “Rosa del corazón” y activa la Chispa de Espíritu en su propio corazón, vive una experiencia drástica. Si él proporciona espacio y atención a este proceso interior, entonces, se encuentra ante el descubrimiento de un nuevo mundo interior.
La Radiación gnóstica inicia un proceso de auto-concienciación que aporta al hombre el conocimiento sobre sus orígenes y su verdadero destino y le conduce a un conocimiento espiritual directo.
Un verdadero gnóstico, desarrolla una nueva actitud ante la vida, pues él ha experimentado al espíritu en su propio Ser. Él se vuelve consciente del íntimo en sí mismo, aquel que procede de la eternidad y quiere volver allí. Un verdadero Gnóstico dedica toda su vida a ese Íntimo y le ofrece su trabajo para que regrese a la eternidad.
Gnósticos de todas las épocas dieron testimonio del camino a seguir…, tal como lo hicieron: Eckhart, Jacob Böheme, el filósofo; Johann Valentin Andreae, el escritor y teólogo; e incluso Jan van Rijckenborgh, el fundador del Lectorium Rosicrucianum, los Templarios, los Bogomilos, los Maniqueos, los Cátaros, los Masones, los Rosacruces, etc. En el siglo VII los Paulacianos vivían y realizaban sus actividades en el Imperio Romano de Oriente, rechazaban cualquier jerarquía de poder, puesto que lo consideraban un impedimento para experimentar la verdad.
A finales del siglo XI, cientos de miles de Paulacianos fueron asesinados por la Iglesia Ortodoxa Bizantina304, tal como ya había ocurrido siglos antes con los Maniqueos. Pero la Gnosis siguió viva. Su luz y poder brillaron, entre otros, en la comunidad de los Bogomilos que vivieron principalmente en Bulgaria entre los siglos XII y XIII y transmitieron su herencia gnóstica a los Cátaros del sur de Francia.
Estas dos comunidades de orientación puramente gnóstica sufrieron el mismo destino que sus predecesores. Un número incalculable de ellos fueron perseguidos, torturados y muertos por los denominados “ortodoxos”.
En la Baja Edad Media, la Gnosis estaba viva en los círculos interiores de la Orden Templaria. A comienzos del siglo XVII, se manifestó con fuerza y claridad en el movimiento Rosacruz. Johann Valentín Andreae, autor de los Manifiestos Rosacruces, fue uno de sus representantes más significativos. De este movimiento surgieron líneas de conexión que nos llevan hasta los Francmasones los cuales reorganizaron sus comunidades a comienzos del siglo XVIII.
Un nuevo y poderoso impulso gnóstico resultó en la fundación de la Sociedad Teosófica en el siglo XIX. Helena Petrowna Blavatsky y Annie Besant fueron las figuras clave de esta comunidad.
Les siguieron los movimientos de Rudolf Steiner y Max Hendel. En 1924 comenzó la historia de la Escuela de la Rosacruz Áurea gracias a los esfuerzos espirituales de Jan van Rijckenborgh y su hermano Zwier Willem Leene, quienes posteriormente fundaron el Lectorium Rosicrucianum junto a Catharose de Petri. Como Rosacruces gnósticos, tenían una conexión interior muy especial con la anterior Fraternidad, la de los Cátaros. Todos estos movimientos testimonian de un Cristianismo interior. En los siglos XIII y XIV existieron Místicos tales como el Maestro Eckhart, Johannes Tauler, Heinrich Suso y Jan van Ruysbroek entre otros muchos. Ellos dieron testimonio del verdadero Cristianismo interior en Alemania y los Países Bajos.
El Maestro Eckhart dijo que el hombre debe recuperar la morada de su alma, donde está escondida su chispa de Espíritu. Esta idea de la chispa de espíritu dentro del hombre resurge de las enseñanzas de los antiguos Gnósticos. Por tanto, para experimentar el nacimiento de Dios en lo profundo del corazón no se precisa de ayuda externa. Su realización sólo requiere la total devoción del alma al Espíritu divino y un trabajo progresivo sobre la propia conciencia.
Tauler y Suso, ambos discípulos del Maestro Eckhart, ponen especial énfasis en la “serenidad” que el hombre debe alcanzar para llegar a la visión de Dios. Esta devoción a la morada original y el completo abandono del ego es lo que el lenguaje gnóstico expresa con las palabras “morir con relación a la naturaleza”. Los Cátaros denominaron este proceso interior: la “Endura”.
Eckhart, Tauler y Suso se atrevieron a publicar su conocimiento a pesar de la oposición de la iglesia. La profundidad y sinceridad de sus enseñanzas convencieron a muchos buscadores de la época quienes, a su vez, formaron comunidades laicas separadas de la iglesia. Se denominaron “Amigos de Dios” viéndose a sí mismos como silenciosos caminantes de la senda interior hacia Dios, el camino indicado por Tomas de Kempis en el año 1427, en su obra “La imitación de Cristo”.
En los Países Bajos las mismas enseñanzas fueron anunciadas por Jan van Ruysbroek, y trescientos años más tarde en Goerlitz por Jacob Boehme que se consideró a sí mismo como una herramienta del Espíritu vivo, si bien la iglesia protestante le declaró hereje.
Jacob Boehme dijo: todo hombre debe penetrar hasta lo más profundo de su Ser, sumergirse en su propio corazón para reconocer el amor y el odio que allí habitan y abrirse camino hacia el amor a través de la superación de su propia lucha interior.
¿Por qué esas personas, tocadas por la Gnosis, soportaron la difamación, la persecución e incluso la muerte por sus creencias? Un Gnóstico experimenta el Espíritu divino directamente en lo más profundo de su Ser. Percibe claramente su camino ante él y está dispuesto a hacer todo lo necesario para el proceso de su transformación interna, pues sabe que sólo él puede practicar el “yo muero diariamente” del que Pablo da testimonio. Debe hacerlo él mismo, debe alejarse de este mundo con amor y dejar tras él la vieja vida.
Aquél que es tocado por la Gnosis, reconoce que Cristo debe nacer, morir y resucitar en cada hombre. Este proceso de “Transfiguración” es el verdadero mensaje del Cristianismo y la profunda experiencia interior de los Gnósticos.
Esta es la llave de la salvación para el hombre, la cual le ha acompañado como doctrina a través de las eras, que aún lo acompaña y que lo seguirá haciendo por siempre. Los elementos fundamentales de la experiencia gnóstica, el contacto directo con la Luz espiritual y la gran transformación del hombre, la Transfiguración, no son patrimonio exclusivo de la tradición religiosa cristiana.
Entre otros, los escritos de Lao Tse en el Tao te King son testimonios de la antigua Gnosis China, y los libros sobre la Gnosis Egipcia original de Hermes Trismegisto dan prueba de que el conocimiento divino ha aportado siempre el mensaje de liberación para el hombre que anhela el regreso al mundo inmortal del Espíritu.
Hoy gracias al V.M. Samael Aun Weor, podemos proseguir en el camino que él ha enseñado gracias a su doctrina gnóstica, de manera teórica y práctica, la cual, nos conduce hacia la liberación de la rueda del Samsara a la que estamos sometidos toda la humanidad.

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